Urs Fischer extrae el potencial de los materiales, desde arcilla, acero y pintura, hasta pan, tierra y productos agrícolas, para crear obras que desorientan y desconciertan. A través de distorsiones de escala, ilusiones y la yuxtaposición de objetos comunes, sus esculturas, pinturas, fotografías e instalaciones a gran escala exploran temas de percepción y representación mientras mantienen una irreverencia ingeniosa y un humor mordaz.
Cuando Fischer empareja objetos o materiales para hacer su trabajo, cuestiona qué sucede cuando dos objetos específicos se encuentran en un espacio imaginado. En sus manos, elementos aparentemente contrastantes forman un vínculo especial, a menudo temporal, e invitan a la audiencia a reflexionar no solo sobre la relación sino también sobre la inevitable decadencia de todas las construcciones. La contribución única de Fischer surge de su capacidad para infundir elementos con vida propia, colocándolos en un pedestal para empujar nuestras perspectivas por debajo del status quo.
Temas de ausencia y presencia, así como los procesos de producción de arte, saturan su trabajo, en el que Fischer hace uso de mesas, sillas, sombras y luz para explorar la distorsión y el antropomorfismo, a veces asignando rasgos humanos y cualidades a objetos inhumanos. La comida es también un elemento importante en la obra de Fischer. Pudriéndose, derritiéndose y desmoronándose, y colocado en yuxtaposición con materiales permanentes como metal, ladrillos y mortero, sirve como Memento Mori, un objeto que sirve como advertencia o recordatorio de la muerte.