La exhibición de Hugo Montoya, Made In Americas, nos brinda una perspectiva sutil pero descarada de nuestro pasado y presente. Mediante el uso de materiales meticulosamente rescatados, el proceso de Montoya es una metamorfosis estructural que mantiene consigo las historias compartidas, la metafísica, las vidas alternativas y los emblemas de identidad social de cada objeto. Las composiciones de Montoya desdibujan las distinciones, el humor y subrayan los paralelos en los que los objetos materiales se utilizan para simbolizar la representación cultural.
Las esculturas de Hugo Montoya se convierten en depositarios del significado que las personas proyectan sobre ellas. La antropología simbólica estudia los símbolos y los procesos, como los mitos y los rituales, mediante los cuales los humanos asignan significado para abordar cuestiones fundamentales sobre la vida humana. Hugo distorsiona estas nociones de contexto. Los objetos religiosos suelen trascender su cosidad: una cruz puede ser simplemente dos piezas de madera, pero representa algo muy diferente; una menorá es solo un candelabro, excepto que no lo es. Este tipo de simbolismo combinado de manera precaria y, a veces, traviesa, con una gorra de béisbol de los Indios de Cleveland, una mini silla de mimbre, un perchero de mediados de siglo, Montoya luego imagina las implicaciones. Ya no es suficiente ser sensible a los entornos y situaciones en los que se coloca un objeto singular: se nos pide que consideremos la vida de cada obra y cómo se reinvertirá continuamente con un nuevo significado. Se centran en la evolución y transformación de la humanidad, así como en sus causas y consecuencias.